La guerra de los sexos

Cuando yo era niña--- de esa edad en que se empieza a fantasear que va a ser una cuando sea grande --- solía pasear con mi mama por unas calles de Montevideo en la que estaban todas las embajadas extranjeras.

Eran unas casas bellisimas, con enormes parques y jardines alucinantes, delante de las cuales sostuvo --- varias veces-- este dialogo inolvidable:

Mama cuando sea grande quiero vivir en una embajada.

Y ella , con su infinita sabiduría, me contestaba:
¡ Cásate con un embajador !

Así fui como descubrí que --por aquella época--- los únicos trabajos recomendados por la sociedad para una dama eran la caza y la pesca.

Por si esto fuera poco, después llego Hollywood, que me confimo que el verdadero trabajo de una mujer era conseguir que trabajasen por ella.

Que si yo era una chica buena, callada, obediente y aprendía a tocas Para Elisa en el piano me casaría con un hombre maravillosamente millonario que me llenaría la casa de pianos para que yo tocas Para Elisa eternamente, mientras nuestros hijos rubios y millonarios se criarían solos corriendo por el parque para no escuchar Para Elisa.

Lastima que Hollywood se olvido de contarme que ademas de la música ¡ había que aprender la letra !
                                             
  ***

Pero algunas mujeres quisieron  mas que eso.

No se resignaron a ese mandato y decidieron seguir una vocación, independizarse económicamente y trabajar fuera del hogar, sin abandonar  sus lugares de esposas y de madres.

Y muchas lo consiguieron.
¡ Solo que están demasiado cansadas para disfrutarlo !

Tal vez, en el futuro, mujeres y hombres reciban una educación igual que los prepare para asumir juntos todas las responsabilidades de la vida, y entonces el trabajo --- ya sea el de adentro como el de afuera del hogar --- dejara de ser una manera mas de dividir a la pareja y podrá convertirse en la mayor expresión del amor y la ayuda recíprocos.