Dime quien Eres

Dime quien eres…exigía el pobre hombre sin distinguir más que una imagen nebulosa rodeada por destellos de luz parda. Pero no obtenía respuesta, la entidad solo se acercaba, lentamente, emitiendo sollozos y sonidos difíciles de entender.

Con desesperación, el anciano intentaba reconocer en la oscuridad aquella extraña presencia que lo acechaba, sin embargo, poco podía averiguar en aquel oscuro callejón con su limitada visión. Lo que sí pudo notar es que la figura se acercaba cada vez más.

Cuando se sintió aterrado, sin escapatoria alguna, empezó a gritar y el ser que hasta ese momento lo miraba acercándose de a poco, se le fue encima y lo apretó contra su cuerpo, sujetándolo firmemente…el pobre hombre sentía desfallecer, le costaba la respiración, toda su vida pasó frente a él, se le había escapado ya el último aliento, pero, este le volvió al cuerpo al escuchar una dulce voz entre cortada por el llanto.

—¡Abuelo, abuelo!, soy yo, tu nieto José, perdóname por haber tardado tanto —aun habiendo escuchado esto, el anciano desfalleció, frente a los tres indigentes con los que compartía el callejón y que vinieron en su auxilio. Estaban dispuestos a caerle a palos al muchacho, pero se detuvieron cuando pronunció eso.

La inconsciencia del abuelo, se extendió por unos minutos, pero al volver en sí, estaba contento, el muchacho seguía sujetándolo entre sus brazos, hablándole, pidiendo perdón. Pero no era su culpa, era solo un niño cuando su padre lo echó a la calle, y sin avisarles. Desde entonces había estado buscándolo, aunque fueron necesarios más de diez años para encontrarlo.

Tenía la firme intención de llevarlo con él, pero el anciano formaba parte de una nueva familia a la cual no quería abandonar, esas tres personas sin hogar que ahora estaban envueltas en llanto, tratando de convencerlo para no desaprovechar la oportunidad de una vida mejor.


Después de varios minutos hablando unos con otros…el chico miró fijamente los ojos de su abuelo y le dijo: —Esto es muy sencillo abuelo…tú eres mi familia, ellos son la tuya…por lo tanto también son la mía, tomen sus cosas y vámonos a casa.