La Entrevista

por **ana maria** Jue 04 Abr 2019, 21:58

La Entrevista

La entrevista estaba concertada a las once de la mañana, una mala hora, ya que no te permite aprovechar la mañana ni antes ni después.
En una pequeña sala junto a la recepción y al lado de un despacho con el cartel de director, esperábamos varias candidatas citadas a horas consecutivas. Algunas repasaban su currículum, o el contenido de un largo texto que debíamos memorizar, yo repasaba mis labios.

Me hacía gracia ver de reojo sus miradas interrogantes, sus movimientos nerviosos o las estúpidas preguntas que se hacían. A mí no me dirigieron la palabra. Supongo que les impresionó mi escote y mi falda, tan corta como mi vergüenza. Me levanté y paseé mi palmito por sus narices, provocando que mi perfume les embriagara. Sabía que me seguían con la vista, que me criticaban, que me señalaban. Notaba sus índices clavándose en mi espalda.

Tuve que ausentarme unos minutos para orinar y oí el revuelo que mi ausencia causaba. A mi regreso pregunté a la joven que se sentaba junto a mi asiento si ya habían llamado a alguien. Negó con la cabeza, sin despegar los labios ni levantar la mirada. -¿Cómo te llamas?- le pregunté por romper los témpanos que nos separaban. -Marian, bueno... Mari Ángeles- respondió con una vocecita casi inaudible.
Esperé unos segundos y en vista de que no se interesó por mi nombre se lo dije a modo de presentación.-Yo soy Manuela, encantada.- Le tendí la mano que estrechó sin fuerza.

El resto de arpías murmuraban entre ellas intentando observarme sin que nuestras miradas se cruzaran. Saqué un cigarrillo y me lo puse en los labios. El murmullo era casi un jaleo molesto. Lo encendí y expulsé el humo provocando su reacción.
Marian seguía con su cabeza agachada, concentrada en un teléfono móvil apagado.Una de ellas se dirigió a mí con voz grave y, en tono de reproche, me indicó que no se podía fumar.-¿Y quien eres tú para prohibírmelo?- le contesté con chulería ofensiva. - Se trata de educación y por lo visto no andas muy sobrada- respondió mirándome a los ojos desafiante.

-¡Muy bien! ¿Cómo te llamas, por cierto?
-Lucía, aunque no creo que a tí deba importarte.
-Te equivocas Lucía, claro que me importa. El nombre de la gente que quiere trabajar en esta empresa siempre me ha importado.

Apagué el cigarro en el suelo y abrí la puerta del despacho del director.
-¡Lucía, tú serás la primera!

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