Ausencia

por **ana maria** Lun 14 Feb 2022, 12:12

Ausencia

Son las once de la noche de un lunes nuevo o añejo. Te escribo tumbada en el sofá; nuestro sofá. Decirte cuánto te extraño y lo que me haces falta sería una nimiedad. Te contaré que cada vez que salgo a la calle te miro o te imagino en cualquier gente sin importar su edad o su sexo.

Fue gracioso cuando te me apareciste en la señora que vende fruta. Tú, con delantal sombrero de paja y aquel vestido de la abuela que sacaste de un baúl perdido en un rincón de la casa. ¿Te acuerdas? Luego fuiste a la cocina y volviste con un pequeño cesto colmado de manzanas e imitando a la bruja de Blanca Nieves. Siempre has sabido cómo hacerme reir.

También me topé contigo en aquel chiquillo, que, entre saltos emocionados, le rogaba a su madre una moneda para poder comprar una nieve de chorro al carro que pasaba por la plaza. Un retrato perfecto de tí, en un verano de ayer, buscando contentarme de un disgusto que yo ya he olvidado. Te vi en el anciano, sentado en la banca del parque, quien alimenta a las palomas y conversa con ellas sobre aquéllos, sus años mozos. Tú y él comparten el mismo físico: alto, delgado, pero firme como una torre.

Pienso que te verás como él cuando llegues a sus años; pero entonces no alimentarás a las palomas sino a nuestros cuerpos desgastados por los años, fortaleciéndonos gracias a los recuerdos.

Deseo tanto poder envejecer contigo. Hojeo tus libros tratando de encontrar tu aroma en ellos y si cierro los ojos, puedo verte en este mismo sofá, sentado a la clara luz que entra desde el jardín.

Con tus anteojos metálicos, concentrado en el escrito, sin dar cuenta que yo te miro; que observo todos tus gestos: cómo frunces tus labios ante una palabra o frase que quizás no te gustó; cómo levantas tu ceja derecha en actitud de sorpresa o tu dedo índice aplastando la punta de tu nariz, inequívoco signo de que darás fin a tu lectura. Bebo en tu copa buscando la calidez de tus labios, de tus besos, de esas palabras que guardas sólo para mí; que son mi arrullo, que son mi paz. Duermo con tu camisa para poder sentir tu piel, tu abrazo, tu protección y ese amor intenso que me hace extrañarte tanto.

¿Oyes? Ese que ladra allá afuera es Logan, nuestro dálmata. Con ellos me avisa que acabas de llegar y que después de un intenso día de trabajo en el hospital, al fin estás en casa y conmigo

Te amo.

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