El Fin de los Pajaros

por **ana maria** Vie 06 Sep 2019, 16:24

El Fin de los Pajaros

Entonces les cuento lo que le pasó al viejo Mancuso, después de que se mudó a la villa del Bajo Flores, a una casilla más bien vieja y destartalada. Era un tipo de mal genio y no se llevaba bien con la gente. Con nosotros no le quedaba otra porque sabía que en la primera de cambio le partíamos un rayo por la cabeza o hacíamos que se lo tragara la tierra.

Cualquier buen cristiano sabe que con los ángeles y los demonios no se jode, y por eso este se había hecho amigo nuestro, porque sabía que con nosotros el vino no le faltaba y nosotros necesitábamos ayudar a algún infeliz para pasar factura en el otro mundo. Así que conmigo y con los muchachos estaba todo bien.

Pero contaba que con sus iguales se sentía observado y notaba que la gente hablaba mal de él y de las cosas que le gustaba hacer. “Mancu” llevaba una vida particular. Tipo de la noche, dejaba temprano su casilla para irse de parranda. A lo último ya le había tomado el gustito al after-hour y se lo podía ver tipo tres - cuatro de la tarde todavía endrogado y saltando de acá para allá. Pero a fin de cuentas el tipo hacía la suya. Y no entendía cómo era que todos sabían lo que hacía. Entonces preguntaba de dónde la gente sacaba la información. Las viejas de la villa eran muy chusmas y una de ellas le dijo una vez, mientras vendía un poco de energizante a los rugbiers del DAOM: “Mancuso, me dijo un pajarito que ayer se quedó dormido en la zanja de los Ortíz”.

Y al escuchar esto al viejo se le iluminó la cara y dijo para sí mismo — ¿Así que un pajarito, no?
Así que, preocupado por su decadente reputación, el viejo decidió eliminar a todos los pajaritos, para que no hubiera más quién lo deschabara. Por lo que dio comienzo a una de las más sangrientas campañas en la historia de la humanidad, o mejor dicho, de la pajaridad. Formó grupos anti-pájaros con el apoyo de distintos organismos derechistas.

Hizo propaganda en los medios fomentando la aniquilación de estos pobres animales y hasta escribió un libro: “Mi lucha, contra las aves”. Como hubo muchos que lo siguieron, también hubo otros tantos que lo repudiaron, pero nada impedía que el “Mancu” continuase con sus maquiavélicos planes.

Los pájaros, alarmados, decidieron tomar cartas en el asunto, y formaron un congreso internacional, donde participaron pájaros de todos los gremios, tales como el de los carpinteros, los caniggias, los horneros, etc. Hasta los bobos se anotaron. Y yo que no tenía nada que hacer me sumé a la causa, que me parecía muy justa.

No me costó mucho entrar al grupo —más allá que soy un arcángel y puedo hacer lo que yo quiera, tengo alas, al igual que ellos—, pero a la semana las autoridades del congreso, presidido por uno que le decían “Big Bird”, me echaron junto con el pájaro loco, que de verdad era loco; era una tarde de sol, cuando nos agarraron fumando un canario, acompañados de la singular voz del “Zorzal Criollo”. Alegaban que, según sus leyes, era ilegal volar de esa manera.

Woody, o loquillo como le decían, partió indignado hacia sus comarcas en el norte, donde vivía con sus amigos Walter y Pepe, alias “el Morsa”. Luego me enteré que al llegar a su casa se encontró con que Walter había fallecido, razón por la cual estuvo muy deprimido. Por mi parte me quedé cerca del congreso para seguir contando la historia.
andres o. gonzalez

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