No Seas tan Cruel

por **ana maria** Lun 29 Mar 2021, 16:59

NO SEAS TAN CRUEL

Me Duele cuando finges ante los demás que no pasa nada entre tú y yo, jugando a ser dos extraños que jamás se han amado. Parecemos dos caminos sin sentido, tratando de descifrar cada uno lo que realmente desea ver en el otro.

Cuando Pasas por mi lado ni siquiera volteas a mirarme, de paso tengo que soportar que te hagas el galán con las secretarias de la oficina. No te gusta que te toque en público. Sin embargo cuando nos quedamos solos en tu despacho, permites que mis manos y mi boca te toquen de pies a cabeza y vaya que lo disfrutas tanto como yo.

Me has convertido en un juguete de tu diversión. Al que tomas cuando se te antoja y tiras cuando te aburres. Lo peor es que me he acostumbrado a ello. Eres todo un volcán de emociones que logra fundirme en la intimidad.

Por qué eres tan cruel conmigo, si mi único delito ha sido amarte. Recuerdo aquella vez que fuiste por primera vez a mi casa, y justo en ese momento un chico me ayudaba a entrar unas cajas con libros de mi padre. Te bajaste del auto y le mostraste tu mirada asesina, mirada que hizo que saliera huyendo.
-Cuando yo no estoy cerca, todos se ofrecen a ayudarte. Me dijiste molesto.
Te quitaste el saco y la corbata, te arremangaste ambas mangas de tu camisa italiana hasta los codos. Tomaste las cajas sin esfuerzo alguno y me ayudaste a entrarlas. Te invite a tomar una limonada fría, esa tarde hacia calor, estábamos en plena época de verano.
Esa misma tarde nos dimos nuestro primer beso; fue un beso intenso con un toque de dulzura. Sentí que mis mejillas ardían mientras mi cuerpo temblaba al tiempo.
Esta mañana he decidido hacer algo por mi bien. Ya me harte de este maldito juego de la indiferencia; decidí escribirle mi carta de renuncia.
Me dirijo a su despacho, acaricio por última vez la placa de metal que adorna el centro de esta, donde su nombre está grabado, "Pablo Montero: Abogado Penalista".

Toc-toc-toc
-¡Siga! Dice.

-Buenos Días Pablo, Lo saludé mirándolo directo a los ojos.
-Cierra la puerta por favor, dice en tono seco.
-¿Me traes algún nuevo caso de asesinato sin resolver? o quizás… ¿necesitas mi accesoria como abogado?
-No, no es ninguna de las anteriores, vengo a entregarte mi carta renuncia.
-¿Qué? Me pregunta sobresaltado.
-Es lo mejor para los dos, por favor acéptala.

-Yo no voy a aceptar nada, tú no te puedes ir. ¿Qué hare sin ti?
-¿Qué harás sin mi? creo que te las arreglaras, yo no existo para ti, siempre me has ignorado, me tratas peor que a los demás empleados de este bufete.

Excepto cuando tu cuerpo necesita saciarse con el mío, me has convertido en tu maldito juguete sexual. No quiero seguir con alguien como tú que le importa más los prejuicios que enfrentar su gusto por los hombres.

-¡Maldita sea!, entiéndelo no puedo hacerlo, mi familia no debe saber que soy homosexual, porque mi padre me podría desheredar y de paso hacer que ninguna firma acepte mis servicios como abogado penalista.

-Lo único que sé es que te faltan los cojones para estar con un hombre como yo, al menos yo no oculto quien soy realmente.
-No seas tan cruel Renato.

-¿Cruel yo? el papel del cruel siempre lo has tenido tú. Estoy cansado de ti y de este trabajo,¡ me largo, me largo! Y tú te puedes ir al infierno.
-¡Renato, ven aquí! Me gritaba Pablo desde su oficina.

Las secretarias y demás empleados solo me observaban extrañados mientras empacaba mis cosas y silbaba a la vez.
En ese momento entendí que cuando amas con todo tu corazón eres capaz de luchar contra capa y espada por ese amor. Pero cuando esa persona hiere tu corazón con la desilusión, es allí cuando te sientes derrotado antes de haber luchado.

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