Mientras tanto

MIENTRAS TANTO

¿Cuándo comienza una fiesta? ¿Cuándo llegan los invitados? ¿En qué momento se disfruta una comida? ¿Recién cuando es servida? Las pequeñas y grandes cosas, ordinarias o no, empiezan mucho antes de la fecha u hora señalada.

¿No sería un poco mezquino disfrutar de algo sólo en ese preciso instante de llevarlo a cabo, en la fecha exacta, en el momento justo que el calendario o el reloj nos indica? ¿No tendría gusto a poco ese placer, si, en tan sólo en unas horas, se diluyera? Sin duda que sí. Por eso, y por infinitas razones más, es importante, necesario y reconfortante encontrar placer en el “mientras tanto” de las cosas.

Una rica comida nace ya cuando pensamos en qué hacer de comer para los que amamos y continúa cuando seleccionamos los ingredientes, cuando, con esmero, picamos, revolvemos, condimentamos. En esos pequeños pasos que seguimos para que todo salga perfecto, está la clave, en aspirar el aroma que inunda nuestra cocina, en probar, una y otra vez, la sazón, en ver de qué forma decoraremos el plato.

Una celebración no se inicia una vez que llegan los invitados. Toda la organización constituye una fiesta en sí misma, quizás íntima, secreta, pero fiesta al fin. Decorar la casa, pensar el menú, acomodar las flores, la vajilla, todas son perlas de un mismo collar.

Coser un disfraz para un acto escolar no resulta menos bello que apreciarlo cómo luce en nuestro hijo cuando aparece en el escenario, tejer un sweater no es menos gratificante que verlo puesto en la persona para quien lo hemos tejido.

Observar cómo leva un pan casero, cómo crece un bizcochuelo en el horno, cómo se combinan los colores que elegimos para pintar un cuadro, son regalos que el Señor nos da y que enriquecen nuestra vida cotidiana.

Cada pequeño detalle y paso que implica cada cosa forman parte, ineludiblemente, del resultado final y merecen ser disfrutados. No se puede alcanzar la meta sin haber caminado antes poco a poco.

Muchas veces, nos preocupamos demasiado por cómo saldrán las cosas, si la fiesta será divertida, si la torta quedará rica y bonita, si el regalo comprado le gustará a nuestro ser amado. Todas esas veces nos estamos perdiendo la oportunidad de gozar de algo maravilloso y único también, el proceso de algo. La gestación de las cosas es un acto de amor.      

Sería más reconfortante, placentero y menos tensionante aprender a disfrutar de algo  desde que se nos ocurre en nuestra mente o en nuestro corazón. Saborear cada instante previo, porque, además, en el “mientras tanto”, se ubica cada uno de nuestros días, y eso permitirá que muchos días tengan algo especial.

Disfrutar mientas cocinamos, compramos, elegimos, ideamos, sin duda, será la clave para que el resultado final, ese día, esa celebración, sea tal y como lo imaginamos.

Si así no sucediese, por la razón que sea, sentiremos el gran alivio de haber sabido extraer, de cada pequeño gran momento, toda la riqueza que tenía para darnos.

La vida es, en definitiva, ni más ni menos que una suma infinita de “mientras tantos”, cada uno especial, único e irrepetible.  

AUTOR: LIANA CASTELLO ( argentina)