Re: Siempre Libre & Glitters y Gifs Animados Nº330

por **ana maria** Vie 12 Jul 2019, 21:58

hasta mañana no sin antes eli... invitarte a compartir un almuerzo con cositas que preparo avion de por medio tipo 14 horas de viaje desde donde tu vives jua

hasta mi cueva

dulces sueños

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por **ana maria** Sáb 13 Jul 2019, 12:02

buen dia para las pechochas que entren pensar

que estaran haciendo aparte de dormir vagonetas vamos todavia que hay que llenarlo de cosas lindas mayka

hace días no la leo estará metida en alguna investigación

eli dale que dale a los clientes burla

y

mucho

y nada de trabajo ???? y esto?

a cumplir

bien después de estas perogulladas 1 disimulo

me caigo y me levanto merevuelco

voy

por mates y hoy no hago na de na ... anoche mientras tomaba mi sopita estaba aprovechado para cocinar rellenos así que hoy tengo asueto de cocina .... de limpieza y de todo solo zzz

tema

las dejo en compañia de los hermanos calzeta que no se ponen ni la camiseta .....

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por **ana maria** Sáb 13 Jul 2019, 12:06

Los dos burritos

Erase una vez una madre - así comienza esta historia encontrada en un viejo libro de vida de monjes, y escrita en los primeros siglos de la Iglesia -. Erase una vez una madre - digo - que estaba muy apesadumbrada, porque sus dos hijos se habían desviado del camino en que ella los había educado.

Mal aconsejados por sus maestros de retórica, habían abandonado la fe católica adhiriéndose a la herejía, y además se estaban entregando a un vida licenciosa desbarrancándose cada día más por la pendiente del vicio.

Y bien.
Esta madre fue un día a desahogar su congoja con un santo eremita que vivía en el desierto de la Tebaida. Era este un santo monje, de los de antes, que se había ido al desierto a fin de estar en la presencia de Dios purificando su corazón con el ayuno y la oración. A él acudían cuantos se sentían atormentados por la vida o los demonios difíciles de expulsar.

Fue así que esta madre de nuestra historia se encontró con el santo monje en su ermita, y le abrió el corazón contándole toda su congoja.

Su esposo había muerto cuando sus hijos eran aún pequeños, y ella había tenido que dedicar toda la vida a su cuidado. Había puesto todo su empeño en recordarles permanentemente la figura del padre ausente, a fin de que los pequeños tuvieran una imagen que imitar y una motivación para seguir su ejemplo.

Pero , hete aquí, que ahora, ya adolescentes, se habían dejado influir por las doctrinas de maestros que no seguían el buen camino y enseñaban a no seguirlo. Y ella sentía que todo el esfuerzo de su vida se estaba inutilizando. ¿Qué hacer? Retirar a sus hijos de la escuela, era exponerlos a que suspendidos sus estudios, terminaran por sumergirse aún más en los vicios por dedicarse al ocio y vagancia del teatro al circo.

Lo peor de la situación era que ella misma ya no sabía qué actitud tomar respecto a sus convicciones religiosas y personales.

Porque si éstas no habían servido para mantener a sus propios hijos en la buena senda, quizá fueran indicio de que estaba equivocada también ella. En fin, al dolor se sumaba la dura y el desconcierto no sabiendo qué sentido podría tener ya el continuar siendo fiel al recuerdo de su esposo difunto.

Todo esto y muchas otras cosas contó la mujer al santo eremita, que la escuchó en silencio y con cariño. Cuando terminó su exposición, el monje continuó en silencio mirándola. Finalmente se levantó de su asiento y la invitó a que juntos se acercaran a la ventana. Daba esta hacia la falda de la colina donde solamente se veía un arbusto, y atada a su tronco una burra con sus dos burritos mellizos.

-¿Qué ves? - le preguntó a la mujer quien respondió:

-Veo una burra atada al tronco del arbusto y a sus dos burritos que retozan a su alrededor sueltos. A veces vienen y maman un poquito, y luego se alejan corriendo por detrás de la colina donde parecen perderse, para aparecer enseguida cerca de su burra madre.

Y esto lo han venido haciendo desde que llegué aquí. Los miraba sin ver mientras te hablaba.

-Has visto bien - le respondió el ermitaño-. Aprende de la burra. Ella permanece atada y tranquila. Deja que sus burritos retocen y se vayan. Pero su presencia allí es un continuo punto de referencia para ellos, que permanentemente retornan a su lado.

Si ella se desatara para querer seguirlos, probablemente se perderían los tres en el desierto. Tu fidelidad es el mejor método para que tus hijos puedan reencontrar el buen camino cuando se den cuenta de que están extraviados.

Sé fiel y conservarás tu paz, aun en la soledad y el dolor. Diciendo esto la bendijo, y la mujer retornó a su casa con la paz en su corazón adolorido.

por Mamerto Menapace, publicado en Cuentos Rodados, Editorial Patria Grande

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por **ana maria** Sáb 13 Jul 2019, 16:14

cuentito de la tarde

Doña Sorpresa

Iba un día Doña Sorpresa paseando rambla arriba, rambla abajo, sorprendida de ver la cara de sorpresa que hacían los que como ella, paseaban rambla abajo, rambla arriba, sorprendentemente sorprendidos al verla.

Uno de los sorprendidos transeúntes, con sorprendida delicadeza se acerca a Doña Sorpresa y con su sorprendente tono, sorprendido le suelta:
-¡Qué sorpresa, doña Sorpresa! ¿Cómo usted por aquí, acaso quiere usted sorprender, algún transeúnte despistado?
A lo que Doña Sorpresa, sumamente sorprendida, por tal sorprendente pregunta, le responde sorprendentemente:

-¡Fíjate tú! la sorpresa ha sido mía, al verme sorprendida quedando mi sorpresa diluida, y delegada a un simple: “¿Ah sí? ¡Qué sorpresa!”.
- No se aflija Doña Sorpresa que seguro que encuentra más de un despistadillo a quien pueda sorprender.
- No sé, no sé, contestó Doña. Sorpresa, sorprendentemente enojada, triste, apenada, apesadumbrada, abatida, sorprendida, ufff..

- No se rinda Doña Sorpresa, que nunca le faltará a quien sorprendentemente pueda usted sorprender, por que haberlos hay los, solo hace falta encontrarlos.

Doña Sorpresa con un sorprendente y profundo suspiro responde:
- Sí, no es sorpresa para mí, sé dónde sorprendentemente, voy a poder sorprender, no porque yo les sea una sorpresa, a veces he llegado a pensar que nacieron sorprendidos.
- Sorpréndame, dígame de quien habla, a quien se está sorprendentemente refiriendo.

-¡Ahhh! ¡Sorpresa! Adivina...

- Para adivinanzas estoy, voy más perdido que los turcos en la niebla
-¡Uyyy! Me sorprende su sorprendente suspicacia, casi da de lleno precisamente me estaba refiriendo... no a ellos sino a los de dentro del hemiciclo. Acaso hay en el mundo, seres mas sorprendentemente sorprendidos que los que todos sabemos y de los que ya no nos sorprenden sus sorprendentes ¡SORPRESAS!
Doña Sorpresa, se despide de su sorprendente interlocutor sorprendentemente sorprendida y emocionada y se dirige hacía otras vías donde pueda sorprender, sorprendiendo, y sorprendentemente ir diciendo: ¡SORPRESA! ¡SORPRESA!

Doña Sorpresa, sorprendentemente sorprendida, por la sorprendente sorpresa que la ha sorprendido hoy.
Cambie el lector su cara sorprendida y ponga cara de Sorpresa que por algo DOÑA SORPRESA ES HOY LA PROTAGONISTA.

¡SORPRENDALO, SORPRENDASE, SORPRENDAMOSNOS, SORPRENDAMOSLES, CON UNA SORPRESA SORPRESAMENTE SORPRENDENTE !
Consol Torrente