Antonio David , Nunca Mas

por **ana maria** Vie 09 Ago 2019, 16:35

Antonio David , nunca mas

Dedicado a Antonio David Flores, todo lo que jamás me gustaría llegar a ser.

Aquella mañana el despertador había sonado a la hora de costumbre: las 7:15. El cielo en aquellos momentos continuaba intentando vestirse de día sin mucho éxito, y el bullicio de la ciudad se plegaba sobre sí mismo en sucesivas oleadas acústicas que reverberaban cada vez más. Filipo sabía de sobra que terminarían eclosionando para ambientar la urbe con su inconfundible sonoridad.

Filipo, que tomaba su nombre del padre de Alejandro el Magno, el hijo del sueño, como consecuencia de la pasión de su padre por la literatura clásica y por las civilizaciones del pasado, enchufaba como cada día el televisor para que le acompañara en sus actividades matutinas: durante la preparación el desayuno, mientras se duchaba, se afeitaba, se vestía; mientras, en definitiva, se preparaba para marcharse un día más a la oficina.

La crónica del nuevo día que emitía con aquel tono monótono el aparato le hacía sentir menos solo. La casa silenciosa se le caía encima. Marta se había marchado hacía unos meses después de docenas de reconciliaciones, e inútiles intentos de salvar una relación que hacía agua por todas partes.

La recordaba aún, sonrosada y bella en la almohada, impregnando con su olor delicioso su despertar. La recordaba aún, hecha un lío con las sábanas, aguardando el beso de buenos días, ése que se había ido para siempre. Intentó no seguir pensando en ello mientras se encaminaba al baño, y desde luego que lo consiguió cuando vio su rostro, bueno, mejor dicho cuando vio el espejo. Lo que tenía delante no era, ni más ni menos, que imposible. ¡Era el rostro de Antonio David Flores!

Sí. El del exguardia civil. El exmarido de rociíto. El expromotor inmobiliario. El extintorero. El exvendedor de móviles piratas. El extantas cosas. Pero quizás deberíamos poner al lector en antecedentes. Tal vez pudieran extraerse así algunas conclusiones:

Filipo era periodista. Le encantaba el periodismo de investigación y la producción audiovisual, así como el cine y la fotografía. De la literatura, su gran pasión, mejor no hablar. Sabía un poco de todo, pero, porque la vida es así de caprichosa, en aquellos momentos se hallaba de columnista en una publicación, digamos rosada. Lo que estaba ocurriendo era de todo punto imposible, pero quizás el hecho de que las críticas más lacerantes de Filipo iban destinadas siempre a... ¿lo habéis adivinado? Sí; a Antonio David Flores, podrían contener la clave de aquella locura.

Para Filipo éste, como ningún otro, simbolizaba todo lo que le disgustaba en un ser humano. Desde que saltó a la fama como marido de la hija de la Chipionera, había algo en él que le desagradaba. Le parecía, en primera instancia, alguien muy falso y muy hipócrita.

Filipo, tal vez por su ascendencia clásica, o al menos, ya que esto era evidentemente incierto porque había nacido en Ciudad Real como toda su familia y antepasados, por su afinidad a las culturas antes mencionadas, opinaba que eso de que la cara es el espejo del alma era una de las verdades más absolutas que existían. Es por esto que pronto caló al Guardia Civil como un personaje chulesco, interesado, y materialista. Alguien capaz de cualquier cosa por dinero
suso millan

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