Tres Relatos de Amor

por **ana maria** Mar 20 Ago 2019, 16:17

Tres Relatos de Amor

Tuya

En una rosa desgajas la eterna caricia, que desciende con tus manos. Desnudo; temeroso; como un manantial que explota en mis senderos, cicatrizando las entrañas.
Bajo el quejido diminuto de mi cabellera, te exhalas; entras en mi; en el silencio de mis pechos, acorralados por tus labios; temblando en una lengua, sensitiva y pulposa. Soy tuya, en el aire endemoniado que visita mi alma; tendida a ti, dorada y casta; o sobre el volcán de tu vientre, arrodillada y muda.
Dentro y fuera; deslizando tu perfil entre mis manos; como una luna desatada, que recorre el infinito de mi cama.

Ana.

Te presiento

Te siento; te busco; revuelvo los rincones; presiento el suspiro exhalado por tus labios, como un hilo de plata merodeando mi cuello, ahogado en el abismo de este amor.
Saboreo tu piel, como una seda que me envuelve; jugueteando en mi cabello desglosado por tus dedos, que se agitan hacia el infinito. Y estalla tu boca quejumbrosa en la cima de mis pechos; con tu risa jadeando en mis entrañas; hundiéndote de a poco en el laberinto de mi cuerpo, como una espiral al borde del espasmo.
Te espero; te ansío; respiro tu aire; desbordo sobre tu voluntad, que se equivoca; para destilar tus letras dentro de mi imagen, en un rompecabezas a punto de explotar. Y te hablo; te deseo, en el crepúsculo que une la mente y el orgasmo; vibrando hasta el extremo de ser tuya y no; bajo el semblante de tus ojos, naufragando con mi vientre.
Estoy en ti; tallando mis labios en los tuyos; enredando mi espalda con tu sombra; bajo un mismo hemisferio tambaleante, que se ha partido en dos.

Ana.
De amor

No te enamores; no te amanses; te prefiero en una espada de infinitas puntas traspasando mi epitafio; como una estaca placentera que se adentra con las horas. O quizás sí; enamórate; aquiétate; en la tibieza de mis huecos; rozando el infinito como un soplo eterno, que se pierde con mi sombra. Olvida al tiempo; las murallas; el dolor aprisionado en esta telaraña de recuerdos; yo estoy en ti, como un remolino furioso que te envuelve; tallada en tu sonrisa; en un paréntesis de luna nueva, que se expande con tus labios.
Me despedazas con tu lengua en un lago de quejidos; me enciendes; aprisionas la carne de mis labios, en una tortura dulce; como una enredadera alborotada de felicidad, que se extiende con la aurora. Traspaso el umbral de tus pupilas atrapadas en mi territorio; buscando un nuevo mundo que penda de tus manos; y me atas; esgrimes tus letras con la sangre de mis pechos; así, ramificado en una estela monstruosa que agiganta mi placer.

Te apoderas; me abusas, entrando y saliendo; en una batalla de gemidos que arrancas de las profundidades. Y sigo los pasos temblorosos de tu piel en mis senderos; la humedad creciente que arrastra con mis huellas, para internarme lentamente en la crueldad, que asecha tu espesura.
Ana Cecilia del Rio

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