Desde muy pequeña quiso ser un Hada, la sensación de libertad de poder volar le alimentaba el Alma.
Siempre estaba mirando al cielo, los pájaros como se movían por el cielo.
Especialmente, le llamaba la atención el Colibrí, por su colorido y porque le dijeron que si le pedía un deseo, él se lo iba a cumplir.
El tiempo pasó y la esperanza no la perdía de poder volar. Intentó ser paracaidista y no pudo. Ser azafata y en su momento no le daba la altura, dado que era muy baja de estatura.
Siguió con su deseo intacto. Durmiendo de noche, un hada se le presentó y le dijo: – Ve al living, allí encontrarás tus alas para volar, todo el tiempo que quieras.
Al día siguiente, se dirigió a donde el Hadita le dijo. Sus ojos estaban enormes, cuando vio, que en una esquina entre las dos paredes estaban apoyadas las alas.
Le salió con toda su fuerza: – ¡Si!, estas son mis alas. Eran bellas, transparentes con el color del Arco Iris. Se las puso, salió al balcón y comenzó a volar. Nunca va a olvidar, esa sensación de libertad. Cuando miró a su lado estaba la Hadita, sonriéndole.
Ella le dijo: – Gracias Hadita, por tan bello regalo, nunca me voy a olvidar. La Hadita le contestó: – Esperaste muchos años, lo importante es que tengas presente lo que estás viviendo, eso te ayudará a pasar los malos momentos de la Vida.
Siempre estaremos a tu lado, cuando nos busques allí estaremos.
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