Llego, me acomodo y me relajo...
Con mis ojos cerrados, espero que hagas lo que sabes hacer.
Me entrego a tu experiencia, porque estoy seguro que hoy me llevarás al cielo.
Así, casi puedo imaginar lo que viene, tus sabias manos tomando el control total de la situación, solo intentando darme, regalarme, momentos de calma y placer...
Mientras pienso en todo esto, sonrío, será que recuerdo las épocas en que mi destino parecía tan esquivo, tan distante, sin embargo, hoy gracias a ti el tiempo se acorta y cuando todo termina me quedo con esa sensación de haber vivido esto demasiado rápido, quedándome muchas veces con ganas de más...
Escucho ruidos, mmmm, ¿Qué estarás haciendo?, pero no quiero abrir los ojos, es que no deseo romper la magia del momento, me conformo con pensar que te estás preparando para darme todo lo que espero...
Debería estar tranquilo, pero cuando estoy aquí es una constante sentir que los nervios me consumen y no solo los nervios, también la ansiedad de esperar que hagas lo tuyo, lo que seguro sabes hacer tan bien...
De todas formas, no es mucho el tiempo que hoy tendremos, solo serán treinta minutos, pero estoy confiado en que sabrás hacerlos muy placenteros...
Venimos de una terrible tormenta, pero hoy, por suerte tenemos un día de sol brillante...
Por eso, antes que lo hagas, antes que sienta que lo estás haciendo, quiero decirte algo que tal vez nunca dije pero que en esta ocasión no puedo callar...
Aunque solo sea media hora y cuente con toda tu experiencia...
¡¡¡¡Estimado piloto de Aerolíneas... que pánico me da volar!!!!
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