El Voyerista

por **ana maria** Lun 26 Oct 2020, 17:59

Volvió de vacaciones y se encontró un nuevo compañero.

Se le cayó el boli lo menos treinta veces, y treinta veces se inclinó a buscarlo. Entre captura y captura perdía unos valiosos pero aprovechados minutos, sin ningún pudor. Bueno… quizá no fueran treinta, quizá solo fueran cuatro, o a lo sumo seis, pero los suficientes como para sentirse incomoda ante semejante mirón.
La habitación que vestía el despacho era pequeña y la ocupaban seis traductores, compartían mesa frente a frente. Era su primer día de trabajo después de las merecidas vacaciones, eso decía siempre ella.
- ¡Me voy con mis merecidas vacaciones! ¡No sé si volveré!
Pero volvió, como cada año.
-Chica…
Comentaban las dos compañeras mientras apuraban el final del cigarrillo de antes de empezar la jornada, a la entrada de la empresa.
-Hay un chico nuevo, es un poco rarito, se llama Carlos y lo han puesto en tu mesa.
Y en su mesa estaba… recogiendo bolis.
Cruzó las piernas de diferentes formas y se alargó la falda varias veces, también se cerró más el escote de la blusa, por si los bolis, además de aterrizar también volaran.
El tipo aprovechaba los momentos en que estaba sentado correctamente en la silla para soltar alguna sonrisa, cuando ella le miraba.
-Hasta los ovarios me tiene el Carlos este, -exclamaba mientras tomaban el café de media mañana.
- Chica… no seas hortera.
-Hortera… si lleva toda la mañana intentando mirarme las bragas, y lo que no son las bragas.
- ¿Mirándote las bragas? ¿Cómo mirándote las bragas?
-Pues dejando caer el boli para agacharse a recogerlo.
-No seas paranoica, igual se le ha caído sin querer.
- ¡Ja!, sin querer. ¿Seis veces?
- ¿Seis veces?
-O siete, u ocho… que está pirado tía.
- ¡Joder! Raro sí que es… ¿Seis veces?

Estaba estresada cuando llegó a casa, por el trabajo y por el Carlos ese. Al día siguiente iría a dirección a quejarse, pensó, no iba a consentir esa historia diariamente.
Se abrió una tónica y se tiró en el sofá, tenía una montaña de plancha y otro tanto para lavar, restos de las vacaciones, pero no tenía ganas de nada. Encendió la tele y fue haciendo zapping hasta que le dio la hora de cenar.

Abrió la nevera y miró en todos los estantes, poca cosa había, la dejo vacía antes de irse a la costa. Tres huevos, una lechuga un poco pasada, dos tomates, queso rallado y algo de fruta… poco más. Abrió el congelador y repasó el contenido. Dos hamburguesas, dos filetes de pollo rebozado, un lenguado y una butifarra, no le apetecía nada, cerró el congelador y antes de cerrar la nevera volvió a abrirlo, se quedó mirando la butifarra…
Ya eran las diez de la noche y en la tele daban su serie favorita, la estuvo viendo mientras se comía los dos filetes de pollo con patatas fritas y un poco de ensalada, luego se acostó.
-Buenos días, le dijo a su compañero de mesa y le brindó una sonrisa. Cogió los instrumentos de trabajo y comenzó su labor, el texto a traducir que le tocó era bastante complicado, se centró en él.
No pasaron ni diez minutos y sonó el golpe de un boli contra el parquet del suelo, seguidamente, el de una silla arrastrándose y el tipo se agachó a recogerlo. En la siguiente hora el boli cayó unas tres veces más y en esta última ella abrió las piernas, El tipo tardó un rato en incorporarse y luego, la miró a los ojos, ella le sonrió.
-A mí no me saques un café, ayer me tomé un montón y chica… no he dormido en toda la noche.

-¿No quieres nada?

-Sí, un poleo. Oye… ¿Qué tal Carlos? ¿Se le siguen cayendo los bolis?
-Bueno… al principio de la mañana un par de veces, luego ha parado.
-Igual es un voyeur, o un pirado de esos pervertidos, je je. ¿Te imaginas?
-Lo era… lo era… Pero creo que ya se ha curado.

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