Al contrario de lo que pensé, la vida sigue sin ti, amor.
La vida sigue sin ti. Llena de ratos libres que demuestran el miedo a seguir conmigo mismo. El mismo miedo que contigo a mi lado se veía aminorado por el reflejo de tus ojos en los míos, de tu aliento muriendo en la boca mía o tus manos rozando lo prohibido.
La vida sigue sin ti. Llena de vacíos incompletos y ecos difuminados. Escucho el grito de un niño lejano a mi persona, un poco más crecida. El mismo que no llora por ti en su egoísmo, que llora por su soledad; el cual se siente solo mucho antes de tu ausencia.
La vida sigue sin ti. Aunque tú hayas sido mi vida alguna vez, la otra vida me demuestra que puedo seguir sin ti. Que el dolor que desgarra mi corazón es por mí y por nadie más. Que puedo verme en el charco de la autocompasión y buscarte en el abismo de mis delirios, aunque tu recuerdo naufrague al igual que toda mi memoria buscándote en algún instante feliz, tiempo atrás.
La vida sigue sin ti. Aunque hubiese deseado morir junto a ti, la vida me llama a seguir luchando. Hubiese muerto en tus brazos, feliz de la vida, entregado a toda tu persona y esperar tranquilo algún destello fugaz que me borre junto a ti, amor mío, de la existencia nula o el brutal golpe de la realidad.
La vida sigue sin ti. Pero sin sospechar que vivía antes de tu llegada y que deseaba la muerte estuvieras o no a mi lado. Quiero decirte que tu sola presencia me abrió los ojos, que tu solo nombre azuzó mis sentidos al grado de quererte como una compañía, no como un complemento. Quiero pedirte perdón aún cuando tu no me hayas juzgado una sola vez. Porque la vida sigue sin ti. Y extrañamente no me duele tanto como para desear la muerte. Porque no puedo odiarte tanto como lo hago conmigo, porque no puedo llorar a mares como lo hago por mi insuficiencia de persona.
La vida sigue sin ti. Y no puedo hacer nada por detenerla con mis manos y recuperar esos momentos que siempre te pertenecieron. Solo para dárselos a tu desinterés, a tu complacencia y a tu amor inconmensurable. Porque quiero compensar, aunque sea una sola vez, una lágrima tuya con toda mi sangre derramada por el suelo para el deleite de mi egoísmo. Porque, aunque creas que mueras, siempre estarás más viva que yo, siempre.
Porque, al contrario de lo que pensé, la vida eres tú.
Solo tú, amor.
» Vendemos Semillas
» Imágenes de Mujeres
» El Cuello me Dolía Muchos
» Diversos
» Los hombres, claro!
» los dos cazadores
» Definición de Hijo
» Scroll
» Paz Contagiosa