Visita Sopresa

por **ana maria** Lun 12 Abr 2021, 20:36

Visita Sorpresa

Voy a contaros algo que no soporto: las visitas sorpresa.

La verdad es que no soporto muchas cosas, hay que admitirlo. Pero eso...eso lo odio, lo aborrezco, lo...en fin, me molesta mucho. Me molesta hasta el punto de ser capaz de cortar toda relación y lazos con esa persona, sea quien sea. Suerte que mi madre me conoce bien y llama antes.

Y es que, a pesar de todo, el trabajo, la familia, los amigos...todos tenemos vida propia. Y me refiero con vida propia a esos momentos en que estáis completamente solos, con vosotros mismos, y hacéis lo que queréis y cuando queréis. Oh, que agradables son esos momentos. Yo no hago nada particular en mi vida propia, nada extraordinario. De hecho, tampoco hago nada ordinario. Más bien no hago nada. Pero me irrita profundamente que me quiten mis horas de no hacer nada, y más aún si es una sorpresa.

Mirad, el año pasado: llego a las ocho de la tarde a casa, agotado después de un duro día de trabajo, yo imaginándome el glorioso momento en el que entrase por mi puerta, el orgasmo que sucedería de mi caída libre al sofá...En fin, entro a la porta. Le doy al botón del ascensor. No hay nadie. Perfecto.
Sí, seguro que a alguno os pasa también: las interminables conversaciones en el ascensor con el vecino pesado. Yo las odio, me repugnan (también he de comentar que tengo unos vecinos muy pesados).

Y es que el edificio en el que desgraciadamente habito - digo desgraciadamente porque vivo ahí a causa de una serie de desgracias que no voy a contaros, no vienen al caso - fue construido en el año 1889 y, como podréis comprender, ha vivido ya sus épocas de gloria, Aun así, se mantiene más o menos bien. El problema es el ascensor. Yo vivo en el ático, y tardo en subir 6 pisos más de tres minutos. Es impresionante.
Bien, estaba yo esperando al ascensor. Llega, pico el ático, y espero. Y espero. Y espero.

Cuando finalmente llegó el ascensor a la altura de mi piso, imaginen, yo estaba ya probando de encender la televisión con la mente - no lo conseguí.
No sé si me entendéis, si entendéis la importancia que tienen para mí estos momentos. Si no, no podéis comprender mi odio a las visitas sorpresa. Me levanto y voy a trabajar pensando en ese momento; es lo que me motiva a cumplir mis obligaciones, mi ritual para acabar tener un buen día. Seguro que muchos tenéis algo que hacéis cada día para daros un empujoncito. Pues este es el mío.

Bien, nos habíamos quedado en mis intentos frustrados para abrir la televisión con la mente. Así que nada más sonar el "clic" que indica la buena disposición del ascensor para permitirte salir de sus dominios, abrí atropelladamente la puerta con las llafves en la mano ya preparadas.

-SORPRESA!

Por poco lo mato. Ahí plantado en medio del rellano, con cinco maletas a su alrededor, un mapa en la mano y una sonrisa deslumbrante propia de quién se espera un grato recibimiento, a Nicolás, al perfecto idiota de Nicolás.

Os hago un breve resumen; bonachón, pero un poco falto de luz en el tejado, nos conocimos en el instituto, Era el oportunismo en persona. Siempre hablamos de vernos, pero los dos sabíamos que era por decir algo. O eso pensaba yo.

-David, que estoy de paso en la ciudad y he pensado, en vez de ir a un hotel, ve a ver a tu amigo David, que estará encantado de tenerte unos días en su casa!

Yo alucinaba. Estuve como minuto y medio sin decir nada, con la boca abierta, completamente pasmado, hasta que él mismo me cogió las llaves de la mano, abrió mi puerta, entró en mi piso a la par que me explicaba el porqué de su visita, que evidentemente que no podía escuchar. Solo veía como Nicolás dejaba sus maletas en medio de mi cocina, cogía mi cerveza de mi nevera, se quitaba los zapatos y se acomodaba en mi magnífico sillón. Siempre te traicionan los más cercanos. Odio la amistad. Maldito Nicolás.

Supongo que os he contado la historieta porqué necesito sacar al exterior mis odios e irritaciones para que no se acumulen, o eso dice mi psicóloga.
Por si queréis saber cómo acabó la escena, mi gran amigo Nicolás estuvo "de turismo en la gran ciudad" casi dos meses. Me acuerdo que un día me fui a entregar a la policía antes de tener que matarle. Lo recuerdo ahora y fue algo gracioso.

Evidentemente, Nicolás quedó borrado de mi agenda automáticamente después de salir por la puerta. Pero nunca se sabe, siempre te pueden hacer una visita sorpresa.

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