La Despedida
" ¡Espera un momento!, ¡ya voy!".
Le gritaba desde la ventana de mi habitación mientras veía como él se marchaba. Había llegado la hora, demasiado pronto, quizás. Nunca llegué a acostumbrarme a la idea de que algún día se fuera de mi lado, pero sabía que era algo que podía suceder. Y así ocurrió.
Él regresaba a su país, y me dejaba aquí, pero, sobre todo, dejaba atrás esa historia de amor que habíamos vivido, esa pasión que desde un primer momento ambos habíamos sentido.
Yo lo quería, pero no me pertenecía. Respetaba su libertad y si él había decidido irse yo no tenía ningún derecho a impedírselo.
No podía odiarlo por irse ni nunca lo odiaría porque con él había vivido los años más hermosos de mi vida.
Corrí apresurada hacia al coche en el que iba conduciendo cuando, de repente, se bajó del vehículo, y se dirigió hacia mí.
Entonces me abrazó intensamente, y me besó. Un beso muy amoroso en los labios y finalmente un beso en la frente.
Sus últimas palabras fueron: "NUNCA TE OLVIDARÉ".
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