Retorna la espera

Aquel sobre amarillo y algo arrugado por los dos largos años que había sido guardado, ahora me llamaba con mas fuerza, como si él me hablara desde mi interior, y derrepente sí; ya que allí está una parte mi ser, de mi alma. Tanto sentimiento que plasmé en 14 hojas bond. No sé, tomo aire y suspiro lentamente mirando de lejos el sobre, levanto la cara y unas ganas de llorar extrañas me invaden, muevo la cabeza como diciendo "¿cómo pude hacer esto?, me arrepiento"; ¿Cómo no pude hacer nada?

Hace dos años esa carta debió llegar a su destino y lo intenté, pero ella huía, no la encontraba, y derrepente, me resigne a aceptar que ella no me escucharía, aún cuando fuera la última vez.

Recuerdo que había planeado entregarle el sobre manila, el día de la clausura del año escolar, para nosotros el último año escolar. Era mi deber para conmigo, para sentirme más libre, libre de esa carga de no haberle dicho nada de mis sentimientos, de no haberle confesado como la miraba.

Ella estaba en mi salón, conversaba poco con ella, pero ella me consideraba su amigo y eso me hacía sentir bien, tenía una hermosa sonrisa, una que repetía siempre. Todos los días la miraba reír llenándome de su imagen y de sus labios rosados (ha ella era tan hermosa).

Una vez ella dijo que era arrebatada, y lo era, esa espontaneidad, esa libertad, (esa que yo no tenía) para actuar y hablar, me gustaba mucho.

Suspiro de nuevo, y me pongo a escuchar el disco de Daniel F. el mismo que metí en el sobre, con muchas dedicatorias, una por cada canción. Cerrando los ojos canto en voz alta y en cada alargo de voz llena mi alma de un sensacion desconocida, como si una pequeña descarga eléctrica me hiciera temblar, aunque no tiemble.

Me lleno de recuerdos y de reproches. Debiera desear volver el tiempo, pero no lo hago, he llegado a la conclusión que actuaría igual. Entonces, decido entregárselo hoy, me levanto, cojo la guía de los clasificados y busco un anuncio de servicio de mensajería, lo encuentro, marco, me atiende una señorita muy amable y me dice "lo siento, pero lo podemos enviar mañana", cuelgo.

Eran las 12, era tarde
Alejandro Cuti Tapia - peruano

NOTA DEL AUTOR:Alejandro Cuti Tapia

Naci en el puerto de Ilo, en Perú, por su cercanía al mar, y otros factores fuí enfermizo (en relacion a vias respiratorias), casi me vuelvo asmático.
Actualmente vivo en la capital y día a día me enamoro mas de mi futuro. Tengo un espíritu bohemio, soñador, que me sorprende todo cada día, me gusta explorar todos los campos, buscando ser íntegro. Me emociono con cada escena dentro de la escuela, cuando corro y el sudor se deliza sobre mi mejilla mientras canto. Mirada altiva y conciente de la responsabilidad que uno tendra, camino por las avenidas del destino.