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El Sastre y el Oso
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El Sastre y el Oso
El Sastre y el Oso
En la lejana Rusia vivió hace mucho, mucho tiempo un zar déspota, caprichoso y cruel. Un día, al ponerse su casaca nueva, se cayó un botón de ella.
—¡Se ha caído un botón de mi casaca nueva! ¿Cómo es posible? —grito fuera de sí el zar—¡Qué le corten la cabeza al sastre que lo cosió!
El zar firmó la ejecución del sastre, que tendría lugar al día siguiente y los soldados fueron a detener al pobre hombre a su taller.
Ya en el calabozo, uno de los guardias le llevó su última cena y cuál no sería su sorpresa al oír las tristes palabras que no dejaba de pronunciar el desafortunado sastre:
—¡Ay!, pobre zar, pobre zar ¡Ay!, pobre zar…
El guardia, vencido por la curiosidad, no pudo menos que rebatir aquella afirmación y preguntarle a continuación el porqué de aquella absurda cantinela:
—¡Pobre de ti, que en unas horas te vas a quedar sin cabeza! ¡¿Cómo que pobre zar?!
—Es que tú no lo entiendes —explicó el sastre—. A ver, dime, ¿tú qué crees que es lo más importante para el zar?
—Pues será la nación…
—No…
—¿La ciudad?
—Tampoco…
—¿Su esposa la zarina?
—Ni mucho menos…
—¡Ya lo sé! Sus riquezas. ¡Su oro! ¡Sus piedras preciosas!
—Nada de eso. Hay algo mucho más importante para él…
—¡Su oso! ¡El zar adora a su oso! Lo cuida como si fuera un hijo:
lo viste, lo alimenta, lo mima… ¡Solo le falta hablar!
—¡Exacto! ¡Eso es! Y el pobre zar ya nunca podrá escuchar hablar a su oso…
—¡Estas loco! ¡¿Hablar?! ¿No creerás que un oso sea capaz de hablar?
—Claro que hablan, pero solo si alguien los enseña. Yo podría enseñar a hablar al oso real, pero como mañana moriré… ¡Pobre zar! Ya no oirá jamás hablar a su oso.
Al carcelero, que siempre buscaba el favor del zar, le faltó tiempo para ir corriendo a ver al soberano y contarle todo lo que le había dicho el sastre. Después de escuchar aquella extraña historia, el mismísimo zar, incrédulo pero muy sorprendido, bajó en persona a las mazmorras para hablar con el sastre.
—Dime, sastre, ¿qué es eso de que puedes enseñar a hablar a mi oso?
—Pues eso, alteza, que yo, además de sastre, enseño a hablar a los osos.
—¡Demuéstramelo ahora mismo!
—¡Ay, majestad! Siento deciros que no se puede enseñar a hablar a un oso así como así. No hacen falta horas ni días ni tan siquiera meses… Hacen falta años y años de duro trabajo. Se necesita muchísima dedicación y paciencia. Y como yo moriré mañana…
—Ya… ¿Y cuánto tiempo necesitarías para enseñar a mi oso a hablar?
—Eso es difícil de concretar, puesto que depende de lo inteligente que sea el oso en cuestión.
—¡Mi oso es el más inteligente de Rusia! ¡No! Diría más… ¡Es el más inteligente del mundo!
—En ese caso, calculo que bastarán tres o cuatro años.
—¡No se hable más entonces! Retraso tu pena de muerte cuatro años. Pero si en ese tiempo mi oso no habla, ¡pobre de ti!…
—Pero es que hay algunos problemas…
—¿Qué problemas?
—Por una parte, desde la cárcel no puedo trabajar y, por otra, si salgo de la cárcel y me dedico a trabajar con el oso, no podré ejercer de sastre para ganar dinero y mi familia se morirá de hambre.
—¡Eso no es problema! Te libero de la cárcel ahora mismo y te pagaré generosamente para que puedas mantener a los tuyos. Tú dedícate en exclusiva a enseñar a hablar a mi oso y yo te recompensaré sobradamente.
De este modo, el astuto sastre quedó libre de la cárcel y se fue directamente a su casa a abrazar a su mujer, que lo recibió llorando de alivio:
—¡Te han dejado libre! ¿Cómo lo has conseguido?
—Le he prometido al zar que enseñaría a hablar a su oso en cuatro años.
—Pero ¿tú estás loco? ¿Qué piensas hacer para enseñar a hablar a un oso? ¡Un oso hablando! ¿!A quién se le ocurre!? ¡Eso es imposible!
—Sí, ya sé que es imposible hacer hablar a un oso, pero eso el zar no lo sabe. Y ahora, de momento, estoy libre, estoy vivo y tengo cuatro
años por delante para pensar en algo. Luego, ya veremos… Quizá en ese tiempo el zar me perdone, o se muera, o me muera yo…
O ¿¡quién sabe!?, tal vez consiga que el oso hable…
ana maria- ♕-Princesa
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Inscripción : 04/08/2013Localización : Ciudad de Buenos Aires Capital Federal- Argentina
Humor : GENIAL
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