La Casa de dos Vecinos

Raúl y Alejandro tenían ya más de 10 años como vecinos, sin embargo en este tiempo no habían cruzado palabra más allá de los buenos días, en realidad no sabían nada el uno del otro, aunque sus casas eran contiguas, cada uno se dedicaba a su vida sin hacer mucho caso al otro.

Pero la paz se rompió un día cuando Raúl regaba sus plantas, pues por accidente abrió demasiado la llave del agua, mojando el coche de Alejandro que apenas venia saliendo de su casa a prisa porque se le hacía tarde para el trabajo.

Al ver que su vecino se fue corriendo, se molestó bastante, durante todo el camino echaba lumbre de coraje y pensando que su vecino había actuado de mala fe, planeó una venganza.


Al siguiente día, Alejandro puso pan y granos sobre el coche de Raúl, así las aves vinieron a comer, marcando sus huellas sobre el auto y dejando ahí sus desechos, cuando el hombre salió de casa, vio su carro hecho un asco y a su vecino riendo, por lo que planeó también una venganza.


Por semanas, se molestaron uno al otro, dejando que la rencilla llegara hasta el punto de enfrentarse mientras conducían sus autos; sin tenerlo planeado, terminaron desviando los coches y estrellándose en sus casas. Ambos, resultaron heridos, los coches destrozados y con la mitad de sus casas derrumbadas.


En el hospital, también fueron vecinos, sus camas estaban una junto a la otra, y por mucho tiempo se ignoraron, hablaban solamente con los doctores o enfermeras, entre esas platicas con el personal, al dar la razón por la que se encontraban ahí, pudieron descubrir que todo fue un mal entendido, y que su actitud había sido inapropiada, pues le día que inicio todo, Alejandro corrió por un equipo de limpieza después de mojar el carro de su vecino, pues no quería que se manchara, pero Raúl solo lo había visto marcharse, y tomó el hecho como un acto premeditado.


Todo será distinto si lo hubiesen hablando el lugar de iniciar una serie de absurdas venganzas, pues por tontas rencillas, terminaron sin casa, sin auto, y tendido en una cama de hospital. Lo único bueno de todo aquello, es que después de aclarar lo sucedido, tuvieron tiempo de entablar una bella amistad, y aprendieron a hablar antes de actuar.