Querido Cupido:
Quizás tu no me recuerdes pero yo a ti si. Me llamo Pablo, soy un adolescente de unos 18 años y quería despedirme de ti.
Hace ya tanto tiempo que no recuerdo cuando fue, pero si recuerdo el inmenso dolor que inundó mi corazón por aquellos días…Te vi junto a mi ventana, estabas radiante con esas inmensas alas blancas, tu pelo dorado caía sobre tus hombros y el brillo de tu juvenil cara llenaba de luz mi habitación.
Gracias a Dios habías venido, habías escuchado mis plegarias, tú más que nadie sabías cómo lo estaba pasando, me estaba muriendo por ella y aun hoy seguía sintiendo lo mismo…
Se llamaba Alicia, tenía un año menos que yo, no hace falta decir lo hermosa que era. Íbamos al mismo instituto, y éramos bastante amigos, tu conseguiste que esa amistad fuera algo más, tu me hiciste tocar el cielo junto a ella, nos amamos durante unos meses que para mi duraron años, era la niña de mi vida, o eso creía, y un día, un día me abandonaste y no te volví a ver.
Ella se enamoró de otro, supongo que se cansó de mi o no supe darle todo lo que ella necesitaba, aquellos maravillosos amaneceres que pasamos juntos, todas las tardes besándonos sobre la arena de la playa, esas interminables noches que pasaba junto a ella…todo eso ha pasado al rincón del olvido, ese rincón que me hace la vida imposible, ese rincón que me hace estar muerto en vida.
Sólo quería que volvieras, y me miraras otra vez, que no me abandonaras de nuevo, buscaba amar y ser amado, ese es el único favor que te pedía.
Todos los días miraba hacia mi ventana por si acaso regresabas, pero tu Cupido, te habías marchado, sabía que no volverías, que no me enamoraría otra vez, porque mi corazón ya tenía dueño, había cogido la llave y lo había cerrado para siempre… Ahora vivo de las penas que se derraman en forma de lágrimas sobre mi pecho, mis ojos han perdido su maravilloso brillo, he sufrido tanto…
Me he cansando de esperarte, empiezo a pensar que estoy solo, que mi vida no tiene sentido. Espero que esta carta te llegue donde quiera que estés, o que por lo menos te dignes a regresar junto a mi ventana para leer estas letras. Para mi tú, ángel del amor, no existes, para mi Cupido ha muerto, y creo que yo también. Adios.
pablo galavis rodriguez
» Zapato rojo pasion
» Calabaza con flores
» Escondida en el Parque
» Mi Amiga Milonga
» Exquisita con Guantes
» Mujer Rota
» Encrucijada
» La Invención de la Bombilla
» La Belleza Interior